I swear it wasnt me (Trabajo)

¿En qué momento aquello le había parecido buena idea? La paga era buena y haría una de las cosas que más le gustaba, bueno… las dos cosas que más le gustaban, aun así le parecía extraño ¡Más que extraño! No quería realmente no, por alguna razón le daba pánico el disfrazarse fuera de un escenario ¡Como si estuviese haciendo el estúpido! Soltó un último suspiro, mientras escuchaba aquella voz masculina preguntándole si estaba lista.

—En un momento — comentó algo dudosa mientras veía a su némesis el que quizás seguía siendo su compañero en el futuro

Salió del vestidor con aquel traje rosado, se miró por última vez al espejo no segura de lo que hacía, le gustaba el color ¡Pero ese no era el problema! Tomó aquel casco con suavidad, para luego caminar hacia en donde todos se reunirían.

Todo había comenzado por una oferta de una compañera, ella sabía de sus habilidades con el arco ¡Y su pasión por la actuación! Además que podría entretener niños, era como un sueño hecho realidad, lamentablemente nadie había hablado de disfrazarse de Pink Argus. Conocía a los personajes, salían en la televisión cada domingo, eran bastante famosos. Soltó un bufido encontrándose con la mirada de sus compañeros de colores, todos sonrieron al mismo tiempo para luego colocarse los trajes y esperar sus turnos.

Todos salieron detrás de una cortina de humo quedando en unas poses ridículas, sin embargo cuando la niebla de disipó pudo escuchar los chillidos de todos los infantes al verlos. Soltó una risita suave, casi inaudible, quizás el trabajo no era tan malo. Siguieron con la obra, venciendo al malo con el poder de la amistad y cuando finalmente terminó una oleada de gritos de los niños llenó el lugar. Paulonia Mall experimentó lo que era los alaridos de felicidad de cientos de niños y Yukari sintió como su corazón se llenaba de dicha, realmente era lo que le gustaba.

Todos se bajaron del escenario, cansados casi jadeantes menos Yukari, el entrenamiento en Tartarus le mantenía en forma. Había demostrado sus habilidades con el arco en el acto, sintiéndose orgullosa de sí misma.

Les dejaron descansar unos minutos, entregándoles bebidas para no deshidratarse, todavía no terminaban la función ¡Ahora tendrían que pasar tiempo con sus admiradores! No le importó demasiado, le agradaban los pequeños ¡Es más, quería tener uno cuando fuese grande!  Se colocaron los cascos para salir afuera, una oleada de niños los atacaron, pidiéndoles fotos ¿Quién no querría tener un recuerdo de los famosos Phoenix Ranger Featherman R? Las niñas parecían ser una de sus mayores admiradoras ¡Eran tan lindas! No podía dejar de soltar suaves risitas llenas de dicha, le encantaba todo… lamentablemente la suerte pareció cambiar de bando casi de inmediato. Su boca se abrió mientras sus ojos se abrían ¡¿Qué hacían ellos ahí?! Tragó saliva al ver a tres de sus compañeros de clases, a dos los conocía más que bien… vivía con ellos.

—Cálmate Yukari — se dijo a sí misma mientras parecía haber visto un fantasma — Si llevas el casco no sabrán que eres tú y Stupei no podrá molestarte de por vida por ser la Pink Argus, solo no actúes raro

Una de las niñas la nombró preocupada –bueno, nombró al personaje- tirando suavemente su traje, preguntándole si estaba bien.

—¡Claro! — respondió como si nada  hubiese ocurrido, mientras rogaba porque los muchachos no hubiesen visto su actuación ¡Seguramente sabrían que era ella! Su voz, su arco… todo la delataba ¡Era culpable! Ahora Jumpei se reiría de ella, por siempre.

Se agachó para quedar a su altura, mientras la pequeña le hacía preguntas sumamente inocentes. Intentó distraerse, sin embargo no podía quitarles la vista de encima a los jóvenes de su edad ¿Por qué no se iban? Entonces fue, cuando llegó su perdición. Uno de los niños aprovechó su poca altura para sacarle aquel casco que ocultaba su identidad, quedó paralizada unos segundos, mientras aun centraba la vista en aquellos visitantes no deseados para Yukari. No pudo moverse, se limitó a mirarlos notando como el de cabellos azules parecía verla de regreso ¡Estaba perdida! Makoto la había visto. No supo cuánto tiempo se quedó observándolo con la mirada llena de sorpresa, sin embargo sus mejillas parecían reaccionar más rápido que su misma mente ¡Podía sentir como éstas ardían! Se levantó rápidamente y de un tirón le quitó el casco al muchacho.

Cubrió su rostro para luego correr hacia el camarín, por lo menos allí estaría tranquila. Ya dentro se cubrió la cara con sus manos, llena de vergüenza. Podía sentir como unas pequeñas lagrimitas amenazaban con salir ¡¿Por qué tenía tan mala suerte?! Se quedó en silencio unos segundos, para luego tener una idea… Makoto era un chico callado, quizás no le contaría a nadie de lo ocurrido ¡Y cuando llegaran a los dormitorios le preguntaría! Más bien le diría –en una advertencia disimulada-  que él no había visto nada… o tendría que obligarlo a olvidar todo.