Between the darkess, under the moonless night, I meet you there.

por **Lyon** Jue Abr 30, 2015 3:05 pm

Tres intensos silencios convergían en ese instante de la noche, bajo un cielo sin luna ni estrellas. El primero, era el silencio de la tensión y la expectativa, el viento muerto antes de la tormenta; el segundo era el silencio de la soledad, el eco de los pasos y alientos absolutamente ausentes; y el último era el silencio del tiempo, único de aquella ciudad y aquella hora, el silencio de la conciencia muerta en cada humano presente.
Avanzaban pasos pesados por el asfalto. El cuerpo que sostenían era esbelto, su peso caía por la tensión que sus hombros apenas lograba sostener. Sus dedos se aferraban con firmeza al mango a su diestra, mientras su mirada volaba como una avispa por cada rincón de los callejones.
Y entonces llegó a sus oídos. Aquel sonido perturbador y ominoso que surgía fuera de la razón, un rugir sin fauces de sonidos imposibles para nuestro mundo. El corazón le latía a mil por segundo, pero en el exterior su cuerpo era frío e inmutable, su pulso sereno. El temor no era una opción. Desenfundó la larga espada, y continuando el mismo movimiento dirigió un corte desendente hacia el suelo, donde aquellos ojos apenas se asomaban desde la penumbra. Un corte limpio, el miembro derecho de la criatura se desprendió de su cuerpo y cayó al suelo con sonido biscoso. Pero eso no detenía a quien no sentía dolor, y aquel ser gateó desde la oscuridad del suelo, desenterrándose de las penumbras. El hombre retrajo su arma tan rápido como pudo, la giró sobre su muñeca y, aferrándola con ambas manos mientras esta decendía, dirigió un corte desendente hacia el cráneo de la bestia. La misma extendió su garra y sostuvo el filo sin titubeos, demostrando fuerza suficiente para detener la estocada en movimiento. Enseñando los dientes en frustración, el espadachín alzó su pierna izquierda y dejó caer la planta del mismo en el "rostro" del ente, aplicando en la misma cuanta brutalidad contenida pudo. En resultado, la criatura fue empujada hacia atrás, soltando un chirrido irritante. Finalmente pudo completar el movimiento y espetó contra la caja de los sesos, penetrando de un lado al otro.

por **Hitagi Senjougahara** Lun Mayo 04, 2015 10:52 pm

Sólo el eco de sus tacones sobre el asfalto devolvía a la vida aquellas oscuras calles de la estación que poco frecuentaba habitualmente. La escapada a su rutina cotidiana se debía expresamente a una necesidad imperante: la asistencia a su abuela enferma; quien no dudó en solicitar su presencia a pesar de que la relación entre ambas fuera algo tensa e incómoda.
El viento frío mecía la falda negra de su ligero vestido, así como los extremos de la bufanda morada que envolvía su pálido cuello. Aquel par de ocelos curiosos analizaban los alrededores, mientras agradecía mentalmente el haberse recogido el cabello en una coleta alta, pues de otra forma ya le hubiese ocasionado muchas molestias el flameo del mismo con la corriente.
No temía a los peligros que pudiesen acechar en las sombras, ni tan siquiera se molestaba en ocupar sus pensamientos con precauciones. Sin embargo algo alteró su camino, un obstáculo algo común en la zona, un mendigo. El mismo le solicitó una limosna y Hitagi con simpleza deslizó su mano dentro del bolsillo diestro de su abrigo, para seguidamente extender su mano en intento fallido por completar la ofrenda.
El corazón de la frígida joven se aceleró de pronto y las monedas rodaron por el suelo sonoramente, perdiéndose en un charco de sangre. La que antaño había sido una figura humana frente a sí, ahora se trataba de un tétrico ataúd. Retrocedió unos pasos rápidamente como reflejo y notó que el viento se había detenido. Giró sobre sus talones rebuscando alguna pista en los alrededores sobre lo que estaba ocurriendo pero no parecía el mismo mundo, siquiera el mismo tiempo ni lugar que anteriormente hubo transcurrido.
No contó con los minutos suficientes para asimilar lo que sucedía cuando percibió una presencia cercana que venía desde detrás de ella. Se volteó rápidamente pero un sonido extraño y una embestida brusca contra su cuerpo la llevaron a retroceder con destreza. A pesar de haber logrado superar el ataque de la misteriosa criatura que ahora se encontraba frente a su persona, acabó por resbalar con la sangre del asfalto y torcerse un tobillo, cayendo al suelo sobre una de sus caderas y exclamando un quejido de dolor involuntario. Sin embargo no estaba en condiciones de desperdiciar su vida afligiéndose por el leve daño, esa voluta de masa uniforme no parecía haber desistido en sus intenciones de dañarle o lo que aconteciera por su mente –si es que la tenía-. Como fuera, no se detendría a preguntarle o entrevistarla.
Un nuevo quejido escapó de sus labios por el esfuerzo, pero no dudó en ponerse de pie agarrándose de aquel ataúd con fiereza para intentar darse a la fuga. Tenía que encontrar un escondite mientras pensaba cómo saldría de donde fuera que estuviese o por lo menos conseguir algo con lo que defenderse. Lo que le esperase en la base de las escaleras de la estación, no podía empeorar la cacería en la que estaba atrapada, así que sin titubeos se sentó sobre la barandilla y se deslizó hacia el subte. Frenó a tiempo con sus brazos para apoyar su pie sano pero allí abajo la esperaba otra escena sumamente particular.
Un atractivo sujeto, de extrañas vestimentas y cabello atípico para la moda y su género acababa de aplastar una criatura similar a esa que la perseguía, aunque de menor tamaño. ¿Quién era? No parecía tan perdido como ella. ¿Es que había caído en un mundo paralelo o algo así? Le hubiese encantado tener la oportunidad de detenerse a interpretar lo que acontecía, pero los extraños monstruos tenían otros planes, especialmente ese que se había ensañado con tenerla como cena y ahora se lanzaba sobre ella de un limpio salto.

por **Lyon** Jue Mayo 07, 2015 12:05 am

¿Aquello podía ser una humana? Primera vez que en esa ominosa hora cruzaba uno que no fuese su propio reflejo. No se pudo permitir el tiempo de sorprenderse, dado que su carrera solo podía significar una cosa, e inmediatamente debió actuar acorde. No hubo duda, sólo acciones. La diferencia de tamaño era notable con su última presa, aquel ser sería capaz de arrancarle el cráneo de un movimiento ante el primer movimiento en falso que le ofreciera. Más en gracia de Fortuna esta vez tenía una ventaja crucial, el factor sorpresa. Aprovechó que aquel ser no tenía ojos más que para la dama, y arremetió. Inclinado hacia adelante dio carrera con toda la fuerza de sus piernas, y en un instante redujo a cero la distancia entre él y su objetivo. Desenvaine, corte y retracción se resolvieron en un único y preciso movimiento. El filo refulgió ante la luz de los postes al ser erguido al cielo, al haber concluído el corte. El arma surcó en una perfecta línea diagonal, entrando por la cadera izquierda y saliendo por el hombro derecho, sin ninguna perturbación en su resolución. Cada fragmento del ente voló en una dirección diferente, mientras el espadachín agitó la espada hacia el suelo, limpiándola de sangre que no se encontraba allí; un mero acto reflejo.
Concluido su ataque, esprintó hacia la joven. La alzó en sus brazos con tanta naturalidad que podía hacerla sentir carente de peso, sosteniéndola con un brazo bajo las piernas, y se dirigió sin titubeos bajando las calles.
《¿Se encuentra bien?》Preguntó sin dirigirle la mirada, con los ojos fijos al frente.

por **Hitagi Senjougahara** Jue Mayo 07, 2015 6:26 pm

Tal destreza, tal gracilidad en los movimientos, incluso el aura que emanaba aquel hombre captaron plenamente la atención de Hitagi, anteponiendo la admiración a cualquier clase de perturbación que la situación pudiese haberle generado. Mueca asombrada en total transparencia de emociones, siguió minuciosamente la presentación del aparente samurái u oficial de un ejército ya no existente. Analizó cada acción y su respectivo proceso, la contracción de los músculos, la velocidad y poder de golpe, el impulso de las extremidades. ¿Qué clase de humano lucía una existencia tan deslumbrante?

Perdida en sus propias conjeturas y pensamientos, el instante en que fue tomada precipitadamente en brazos, le sorprendió íntegramente. Se sobresaltó, abriendo ampliamente unos ojos que de por sí ya eran grandes desde su concepción, y le observó extrañada, con una expresión casi cómica hasta el momento que la voz de su allegado la devolvió a la realidad. Era un timbre agradable, de cierto modo le transmitía confianza a pesar de no saber bien la situación en que se encontraba.

-Sí…- respondió en la mejor forma que su boca logró expresar por ese entonces. Seguidamente sus ojos descendieron desde el rostro de la criatura, posándose en su nuez, sintiendo de cierta forma que era impropia su mirada para alguien que no se la devolvía.

Sus brazos yacían fuertemente encadenados al cuello de quien la cargaba caballerosamente sin preguntar, o al menos eso es lo que parecía. Notó mientras, que el hombre en cuestión no tenía aroma, acercándose curiosa y disimuladamente un tanto más para olfatear mejor. ¿Quién o qué era? Tampoco sabía cuál era la mejor forma de encarar todas las cuestiones que le urgían develar.

-Gracias por salvarme- murmuró –Mi nombre es Senjougahara Hitagi- Listo. Presentación hecha. ¿Era un buen comienzo para tales circunstancias? ¿Se suponía que debía decir “¡Hola! Un placer, qué lindo mundo paralelo en el que estamos ¿Te gusta frecuentarlo haciendo cosplay de oficial?”? Con suerte aquel hombre o lo que fuera, le aclararía un poco, al menos, sobre sí mismo.

por **Lyon** Vie Mayo 08, 2015 9:23 pm

Su paso se fue enlenteciendo poco a poco, cuando ya le parecieron suficientes las calles que los separaban de aquella criatura. Entró por una puerta abierta de uno de los hogares, flanqueando el ataúd que cubría parcialmente el paso. La dejó suavemente en escalón de la entrada, en la sección donde se coloca el calzado.
《 No ha sido nada, cualquiera en mi situación habría tomado las mismas acciones.》
Respondió en auténtica humildad, con un timbre vocal por demás formal. Prosiguió hablando sin detenerse un momento, apenas la colocó en la alfombra se adentró a asomarse por el pasillo interior.
《 Mi nombre es Miramoto Sasaki. Mi... contratante, Alice-dono, sin embargo, me ha apodado Lyon debido a su dificultad para pronunciar mi apellido. Así que puede optar por el nombre que prefiera.》
Regresó hacia la puerta de entrada, y observando por un tiempo muy prolongado a ambas direcciones. Hablaba en un tono parcialmente bajo, siendo que el silencio mortal que invadía todo hacía que pudiera escucharlo perfectamente. Entró, y cerró la puerta a sus espaldas. Retiró la funda de su cintura y la apoyó sobre su hombro, mientras se recostaba de espaldas sobre la entrada, vuelto hacia la dama. Sus ojos se clavaron directamente en los suyos, y luego bajaron por su cuerpo hacia su cintura, y luego su tobillo.
《 ¿No se ha lastimado en la caída, verdad? Puedo darle atención básica de ser así.》
Su mirada volvió a subir hacia su rostro, específicamente a sus ojos. Los de aquel joven eran de una profundidad muy exótica, se dice que los ojos son la ventana del alma, pero aquellas ventanas parecían dar a un océano profundo, oscuro bajo el reflejo de una noche sin luna.
《 Es su primera experiencia de este tipo, ¿Verdad? 》

por **Hitagi Senjougahara** Jue Mayo 14, 2015 10:31 pm

Movió la cabeza de lado a lado en negación, restándole atención a su allegado por primera vez para observar su propio tobillo mientras lo acariciaba suavemente con su diestra, allí sentada en aquel peldaño donde había sido depositada con anterioridad.
-No es nada, simplemente me lo he torcido al esquivar a aquella criatura. El hielo podría desinflamarlo, pero dudo que haya modo de conseguirlo actualmente…- pronunció, un poco perdida en sus propias palabras, mientras recordaba el cambio repentino que había sufrido el sitio. Entonces alzó su cabeza y dirigió su mirada al joven que la acompañaba, quedando sentada perfectamente erguida, a pesar de no tener donde recargarse –Miramoto-san, lo cierto es que estoy algo más que confundida- rió breve, irritada, con cierta frustración, llevándose una mano al cabello para agitarlo ligeramente intentando desfogarse, un tanto más en confianza ahora que sabía que su acompañante no atentaría contra ella –Caminaba hacia la estación, necesitaba comprar unos medicamentos para mi abuela y de pronto todo cambió de una forma totalmente irreal y esas cosas extrañas aparecieron. No sé qué son ni dónde estoy, sólo sé que necesito regresar porque hay alguien que me necesita y únicamente depende de mí-
Hitagi se aferró al borde de la pared a su costado y se enderezó como pudo, usando su pie sano como puente de todo el peso de su cuerpo y caminando con cuidado hasta el samurái. Se agachó y se apoyó en la funda de su espada para conseguir arrodillarse satisfactoriamente. Seguidamente colocó las manos en el suelo e inclinó su cabeza en la misma dirección, sin llegar a tocar las frías baldosas con su nariz –Lléveme a la estación, por favor se lo pido. No quiero ser una molestia, pero no sé valerme por mí misma en este lugar. Prometo retribuírselo con intereses- No hubo temor ni pudor en su voz, siquiera duda. No entendía bien lo que ocurría pero su abuela era prioridad y no dejaría que otra vez su incompetencia arrebatara la vida de alguien cercano a ella.

por **Lyon** Vie Mayo 15, 2015 2:20 pm

《Veamos... discúlpeme.》
Tomó con suavidad la mano de la joven, y la retiró de encima de su tobillo. Observó la torcedura con expresión serena, y acercó su mano. Pasó sus dedos por encima de aquel pesar, pero apenas rozándola con la llema de los dedos, como si buscara el contacto de algo invisible por encima de su piel.
《- No es imposible, la hora apenas ha comenzado, no debe haberse consumido todo.》
Exclamó mientras se ponía en pie, estuvo a poco de retirarse de la habitación, cuando las palabras de la dama lo retuvieron en el lugar. Escuchó su explicación, sus dudas, su petición; todo aquello siempre con un rostro inmutable, con aquellos ojos de un océano inmóvil, de viento y olas ausentes. Apoyó una rodilla en el suelo, acercándose hacia ella, y por primera vez, tuvo un gesto muy particular a sus acciones. Un acto que no era necesario, sin efectos prácticos visibles, que sin embargo cumplió. Su palma cálida se apoyó en la cabeza de la joven, sus dedos gastados hicieron una gentil caricia en sus cabellos violáceos. Habló.
《- Haría lo posible por ayudarla, mientras estuviera dentro de mis posibilidades, pero lamentablemente su petición no es el caso. Dentro de las mías ni de las de nadie... su abuela es inalcanzable para nosotros en este momento.》
Alzó la mano de su cabeza, cerrando cada dedo menos el índice, señalando hacia la puerta, a aquel ataúd que se encontraba en la habitación contigua.
《- Así verá a su abuela en estos momentos. Cualquiera que no corresponde a nuestra naturaleza... -guardó un breve instante de silencio- sea cual sea, se vuelve un mero ataúd, resguardados del exterior, de los 'shadow'; aquellos seres ominosos con los que se ha cruzado. Por suerte no ha dado contacto con ninguno verdaderamente grande.》
Cerró la mano que extendía hacia la puerta, y al volver a erguirse se retiró hacia la otra habitación. Dos ataúdes rodeaban la mesa, curioso para la hora actual. Dentro del congelador, la hielera conservaba aún algunos fragmentos sin descongelar. Los envolvió en un rectángulo con un trapo de cocina y, antes de retirarse, ojeó el compartimiento inferior. Precisamente lo que buscaba; tomó en sus manos la botella de sake y se hizo con un jarro de cerámica en el camino. Urgó en uno de sus bolsillos y dejó unos 700 yenes en la mesa, ignorando que aquello era casi el doble de lo que valdría esa botella si estuviera llena. Volviendo hacia la dama le extendió el hielo envuelto en tela.
《Aquí tiene.》
Mientras tomaba asiento frente a ella, en formal pocisión de seiza, se sirvió un breve trago en el jarro ancho, muy semejante a un platillo hondo.
《- Me temo que no hay mucho más que pueda decirle al respecto. Yo mismo sólo conozco los 'qué'... cualquier 'por qué' me es ignorado todavía. Le sugiero se tome unos momentos de tranquilidad para procesarlo.》
De ello, incluso dentro de su ignorancia se encontraba el por qué de sus conocimientos. Concluídas sus palabras, cerró los ojos, y dejó caer el sake por sus labios.

por **Hitagi Senjougahara** Miér Mayo 20, 2015 12:29 am

“La hora apenas ha comenzado” ¿A qué se refería Miramoto-san con esas palabras? ¿Se trataría de un tiempo especial, una instancia en que las cosas se volvían de aquel modo que estaba padeciendo en aquellos momentos?
Hitagi se sentó junto a su acompañante, siendo esa ubicación la más cercana para adoptar una postura cómoda y relajada. Le observó beber de reojo, mientras aplicaba el hielo ofrecido sobre la torcedura de su tobillo. Seguidamente su mirada descendió al trapo que cubría su medicina para la hinchazón. Ese hombre era bastante particular y detallista, en sus acciones, palabras e incluso gestos. Cuidadoso, tal vez hasta un poco paternal. No podía ser otra cosa más que un humano como ella, ¿verdad?

-Gracias por el hielo- murmuró, aunque sus pensamientos iban mucho más allá de la amabilidad prestada o la naturaleza de su guardián. Ahora se hallaba meditando profundamente sobre lo ocurrido, más que sencillamente contentarse con los hechos y su asimilación.

-Miramoto-san según lo que he llegado a interpretarle… ¿esto ocurre en una hora fuera del reloj cotidiano? Es un tiempo desencajado en que las personas se vuelven ataúdes, hay sangre por doquier y aparecen esas extrañas criaturas llamadas ‘Shadows’- interrogó y a la vez afirmó la teoría que se había formulado con los datos obtenidos –Me debería contentar con aceptar que solamente nosotros somos diferentes al resto, que hay monstruos inexplicables atacándome, que el tiempo se ha detenido y transformado las cosas que conozco durante cierto período… pero ¿está bien así? ¿Basta con tolerar que esto suceda y esperanzarse con sobrevivir a ello?- su expresión se agrió un tanto, sintiéndose frustrada pero motivada a la vez –Si somos los únicos inmunes a los cambios ¿no sería lo correcto buscar la verdad detrás en lugar de tomar una actitud conformista? Yo quiero saber porqué hoy me ocurrió esto, porque me encontré con esta hora, con usted, con esas criaturas. Si ellas influyen en algo a los seres humanos cuando el mundo vuelve a la normalidad y principalmente si destruyéndolas existiría la posibilidad de acabar con esto para evitar que alguien más caiga preso de estos peligros-

La joven alzó la vista y contempló con determinación al samurái, manteniendo una expresión seria y desafiante. No le recorría ni una pizca de temor, nunca había estado asustada de la muerte y esta era una ocasión que le hacía pensar que podía llegar a adquirir un sentido más fuerte para su existencia, un destino que únicamente ella era capaz de forjar –La vida no debería ser desperdiciada ni un solo segundo-

por **Lyon** Miér Mayo 20, 2015 10:53 am

Los ojos del caballero bajaron hacia los de la joven cuando ella expresó su interpretación de aquel ambiente actual. Había comprendido en el acto su explicación, aunque ella supo interpretarlo a otro nivel. El hombre se dio otro trago a su bebida mientras las palabras de su compañera volvieron a surgir, pero en esta ocación adoptaron un timbre más fuerte y firme. En suspalabas se oía su determinación, estas exteriorizaban una auténtica preocupación, a la que el caballero... sonrió. Su expresión inmutable hasta el momento no pudo evitar arquear levemente los labios hacia arriba, e incluso soltando un reflejo de sus dientes blanquecinos, mientras cerraba los párpados. Su mano fue hacia su cabeza, y en un cálido gesto le acarició los cabellos. Una reacción a la que sólo él comprendía su origen. Voliéndose un poco más hacia ella, espetó:
《 Comprendo su punto pero, antes de siquiera formular sus planes, debo consultarle, ¿Sabe defenderse a mano armada?》

por **Hitagi Senjougahara** Miér Mayo 20, 2015 12:43 pm

Cerró instintivamente los párpados al ver que la mano del hombre se acercaba a su cabeza. No estaba acostumbrada a esa clase de gestos y no terminaría de aceptarlos tan rápidamente en su vida luego de llevar toda una existencia de aislamiento personal en cuanto a vínculos sentimentales. Por el contrario, temió por un momento en que aquello pudiese tratarse de una reacción molesta de su compañero por la forma quizás altanera en que se había dirigido a él. Sin embargo fue todo lo contrario. Al observar a Miramoto, este dibujaba en su rostro una sonrisa que podría calificarse como aprobatoria muy probablemente y que le sentaba bastante bien, a decir verdad. Hitagi sólo calló y recibió, meditando privadamente lo ocurrido y sintiéndose como una niña por el trato de su allegado.
-Lo cierto es que no tengo ninguna noción de defensa personal… aunque soy buena destruyendo cosas…- murmuró aquello último esquivando la mirada ajena por un instante, en un tono muy bajo y melancólico –Aprenderé lo que haga falta para no serle un estorbo, ocuparé el rol que mejor me siente para ayudar en la causa- añadió después con más ánimo, cortando de raíz aquel brote negativo sutil que la había abordado.

por **Lyon** Jue Mayo 28, 2015 11:44 am

Subiendo la vista al muro de madera, aquel hombre deslizó sus dedos índice y pulgar desde sus mejillas a su mentón, en gesto meditativo.
Fuera de cualquier duda podía confirmar que era una joven sincera, lo que le permitía hacer algunas asumiciones en su próximo planteo. Era la primer persona con quien compartía aquella hora, y pese a su remarcable preferencia por el trabajo unitario, desde ese cruce en adelante ya no podía permitirse el lujo de la soledad.
La determinación de la joven era incuestionable, incluso podría decirse que con una pizca de testarudez, lo que llevaba a suponer de que, aún sin su ayuda, ella podía considerar embarcarse en desenvolver los misterios de esa noche, con todo lo que ello implica.
《 Senjougahara-dono -habló, dirigiéndole la mirada-, más allá de lo que puedan asegurar sus palabras, tiene que entender el peligro al que responden sus declaraciones. Aún con mis años de experiencia -cayó unos segundos, interpretrando y comprendiendo lo que esa afirmación aseguraba- ... tengo dificultad para seguirle el ritmo a estos seres. Cada noche se lucha con garras y dientes para sobrevivir, sin excepción.》
Sus ojos bajaron al mango de su arma, por el cual deslizó sus finos dedos.
《Mañana. Mañana nos reuniremos, y usted traerá el arma con que desee defenderse. Le explicaré todo lo que se encuentre en mis conocimientos que pueda ofrecerle utilidad, los necesitará. Por hoy, lo mejor será aguardar a que la hora termine, y la escoltaré de regreso.》

por **Hitagi Senjougahara** Lun Jun 15, 2015 8:23 pm

-… Está bien, le agradezco su consideración- respondió la muchacha tras meditarlo un poco, satisfecha con lo colaborativo que se mostraba su acompañante. Quizás el simple hecho de esperar no era la opción más atractiva para ella, pero no le quedaba más remedio que acatar las instrucciones del experimentado en esa extraña y peligrosa hora.
Miró entonces el cuenco vacío de su allegado y acercándose con simpleza, se agachó para tomar la botella de sake y servirle nuevamente de aquella fuerte bebida que el supuesto samurái parecía disfrutar. Un pequeño gesto de gratitud a su salvador y próximamente maestro, sonaba bastante justo y correcto.
-Miramoto-san…- pronunció tras cierto lapso de tiempo en que le dejó degustar el alcohol -¿Por qué viste así? ¿Su atuendo tiene alguna clase de poder especial?- todavía no entendía cómo un hombre podía andar con esas vestiduras en pleno siglo XXI si estas no eran mágicas, a menos que se tratara de un cosplayer –Espero no lo tome a mal, no pretendo burlarme de usted, mi intriga es sincera y bienintencionada- acotó, ya que lo que menos deseaba era enfadar al único compañero de aventuras que tenía y su puente a un mundo que la había fascinado. Un instante, un lugar, un tiempo solo suyo. Le deleitaba la romántica idea de creer que tal vez su existencia había sido con el propósito de encontrarse con ese sujeto y en ese mundo para llevar a cabo una misión que únicamente le correspondía a ella.

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